¿Os acordáis? antes de Navidad estábamos en Turquía con Noé y su arca y hoy vamos rumbo a la llanura de Senaar, en Irak.
Concretamente a 100km de la actual capital de Irak, Bagdad.
Parece que vamos muy adelantados con nuestro viaje por el Antiguo Testamento, pero solo vamos por el capítulo 11 del Génesis.
No tenía entonces la tierra más que un solo lenguaje y unas mismas palabras Pero sucedió que al desplazarse los pueblos hacia oriente hallaron una vega en tierra de Sennaar, donde hicieron asiento.
Y se dijeron unos a otros: Venir, hagamos ladrillos y los cocieron con fuego. Después decidieron construir una ciudad, y en la ciudad, una torre cuya cima llegara hasta el cielo.
- Con ella nos haremos famosos- se dijeron.
Fabricaron ladrillos, y probaron a cocerlos al fuego. De esta manera consiguieron tener un material como las duras piedras.
Y empezaron a edificar utilizando la brea como cemento. A medida que avanzaba la obra surgían planes distintos sobre el modo de hacerla, y eran frecuentes las discusiones entre los jefes y los obreros.
Dios vio que era orgullo y vanidad lo que impulsaba a aquella gente a realizar tan gran construcción, y decidió humillarlos en su ridícula pretensión.
Todos hablaban la misma lengua. Y Dios dijo:
-Voy a confundir su lenguaje para que no se entiendan unos con otros.
Y así sucedió. Todo era confusión, malos entendidos y desorganización. No encontraban la manera de ponerse de acuerdo.
Decidieron dispersarse, dejando la torre sin acabar.
Fue la torre de Babel, llamada así porque significa que en ella Dios mezcló las lenguas.
(Génesis 11)
0 comments:
Publicar un comentario